Con el fin de proteger de los ataques a los ciudadanos libaneses bajo el régimen de Gadafi, la Organización del Tratado del Atlántico Norte apoyada por veinte países, dos de ellos de la liga árabe, tomó el control sobre las operaciones aéreas en ese territorio, además de ejercer labores de embargo de armas.
Las misiones que se ejecutaban al mando del general Charles Buchard, se efectuarán ahora desde el gran cuartel general de la alianza en Bélgica y serán dirigidas desde el centro de mando en Nápoles, Italia. La decisión fue tomada con motivo de la resolución 1973 de la Organización de las Naciones Unidas que autorizó la intervención en Libia.
Después de este acuerdo, el grupo de aliados encabezado por Estados Unidos, Francia e Iglaterra, pasó a un segundo plano, posición que Barack Obama, Presidente estadounidense apoyó por las implicaciones que pesan sobre el país tras las operaciones en Afganistán e Irak.